dissabte, 20 de juliol del 2013

What the body does not remember

Última Vez / Wim Vandekeybus
Volkstheater, 17 de juliol de 2013
Impulstanz 2013, Viena

Ímpetu de juventud

post actualitzat: veieu més avall!

© Danny Willems

Obra del 1987 y carta de presentación de Wim Vandekeybus al frente de la Compañía Última Vez, bien podría tratarse de una de esas nuevas creaciones que estos días se están viendo en ImPulsTanz. Nada indica que haya languidecido con el tiempo, ni que los apuntes que se iban perfilando en esta joven propuesta hayan quedado descartados en las piezas posteriores. Ni para al coreógrafo, ni para los bailarines que defienden en la actualidad la propuesta: habida cuenta de los años que han pasado, son una nueva hornada de bailarines que destacan por su presencia magnética y entrega. Así que el interés por “los capítulos de la memoria del cuerpo”, como podríamos subtitular la pieza, se incrementaba por si pudiera entenderse como inacabada -a la luz de obras posteriores- o bien escasamente madura.

Pues bien: lejos de todo eso, estamos frente a una potente propuesta que conjuga una danza de alta prestación, quizás con ese ímpetu de juventud que la vio nacer, pero a la vez con la profundidad en el detalle que sólo creadores de larga trayectoria pueden aportar. Desconozco si ha habido en su recuperación algunos retoques en la obra original, pero en todo caso resulta imposible que, sin un claro trasfondo de sentido, la pieza hubiera podido superar la prueba y se pudiera presentar como si de algo recién salido del horno y de rabiosa actualidad se tratara.

Planteada en fragmentos, What the body does not remember desarrolla una idea de cuerpo como bastión del gesto en movimiento, siempre atento a sus repeticiones y mecánica. Sus bailarines deben emplearse a fondo para mantener un pulso de complejas figuras que se desplazan a toda velocidad por el escenario, aún a riesgo de pequeños accidentes en la recepción de grandes moldes de yeso. La mímesis y combinación de gestos entre compañeros estirados en el suelo, siguiendo las indicaciones que recibían a base de arañazos sobre una mesa (el ruido de esas uñas produce la misma fascinación como rechazo) es realmente sorprendente, por lo enérgico pero también lo efectivo. Como en otro de los fragmentos se plantea un juego indeterminado de correspondencias entre parejas de bailarines, también en la línea apuntada antes: la investigación de aquello que aporta el cuerpo a los mecanismos de la memoria. Y que no es, como podría parecer, algo ligado a lo que nuestra mente es capaz de recordar en la (re)producción del gesto, pues es el movimiento el que transita de uno a otro. Se trata más bien de confirmar que no existe memoria porque se interiorice o se repita, sino porque se confirma en esos cuerpos solamente cuando se mueven.

En fin: un pulso extraordinario al pensamiento sobre la danza. Ejecutado como si ayer nos hubiéramos puesto a pensar, en pleno ímpetu de juventud. Algo sobre lo que, mejor reconozcámoslo, algunos llevan ventaja destacada desde hace casi 30 años.



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2a visita a What the body does not remember, el 30 de gener de 2015 
Mercat de les Flors


Un canvi a darrera hora, per motius familiars, de dos intèrprets en les funcions al Mercat de les Flors posa en evidència la matèria sensible de What the body does not remember. Quan vaig veure la versió fa dos estius, al Festival ImPulsTanz de Viena, després de la reconstitució total de la companyia amb nous i joves ballarins, la solidesa i cohesió del grup eren absolutes. El nivell d'exigència i concentració que es demana en els ballarins en una obra com aquesta és d'una magnitud incontestable i tots ells estan a l'alçada, però es troba en falta aquell esperit col·lectiu, una mena de desè component, que no és la suma dels moviments de cadascú, sinó una transformació que s'opera quan mires la peça globalment. D'una banda hi ha la fisicalitat, el teatre gestual, les provacions i els contactes corporals que els diversos capítols de la memòria a què fa referència el títol ens remet, executats normalment en duos o en petites intervencions grupals. De l'altra hi ha l'espiritualitat significativa que genera sobre l'espectador el conjunt i que no dóna com a resultat precisament la calma, perquè provoca molta inquietud i és font d'incomoditat, però que gràcies a aquest personatge inexistent i que engloba els moviments de tota la resta, permet dotar de sentit -cadascú el seu- una obra que quasi trenta anys resulta tan provocadora com expliquen les cròniques d'aquell llunyà 1987.

Malgrat tot, veure o visitar de nou per als qui la coneixien What the body does not remember és una necessitat perquè sintetitza alguns dels principis bàsics de la dansa contemporània: l'escissió entre sentit i significat, la suma d'expressions artístiques, la manifestació d'un cos que es mou sense etiquetes, la improvisació i la notació coreogràfica, la dramatúrgia com a resultat de la composició sense prèvia elaboració, l'eliminació de l'horitzó representatiu, el trencament amb l'estètica de la bellesa i moltes coses més amb les quals podríem bastir una tesi d'allò que significa el fet artístic, des de la vessant del moviment, en els nostres temps.

La sorpresa indescriptible és descobrir que en aquests 30 anys no hem avançat gaire més...

2 comentaris:

  1. Qué bueno. Que el tiempo no pase por una obra es de lo mejor que puede pasar... ¿verdad? ¡Gracias Jordi! Con ganas de ver este espectáculo. Se rumorea que vendrá por España. También Desh... ¿Qué tal te trataron por Impulstanz? ¿Viste algo más?

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  2. bueno... eso me parece a mi... en todo caso, esta pieza tiene muchas capas y eso da un montón de juego, desde luego

    Implustanz me encantó: tengo pendiente escribir más cosas! la semana próxima me pondré

    un abrazo: gracias por comentar

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