Última
Vez / Wim Vandekeybus
Volkstheater,
17 de juliol de 2013
Impulstanz
2013, Viena
Ímpetu
de juventud
post actualitzat: veieu més avall!
post actualitzat: veieu més avall!
© Danny Willems |
Obra
del 1987 y carta de presentación de Wim Vandekeybus al frente de la
Compañía Última Vez, bien podría tratarse de una de esas nuevas
creaciones que estos días se están viendo en ImPulsTanz. Nada
indica que haya languidecido con el tiempo, ni que los apuntes que se
iban perfilando en esta joven propuesta hayan quedado descartados en
las piezas posteriores. Ni para al coreógrafo, ni para los
bailarines que defienden en la actualidad la propuesta: habida cuenta
de los años que han pasado, son una nueva hornada de bailarines que
destacan por su presencia magnética y entrega. Así que el interés
por “los capítulos de la memoria del cuerpo”, como podríamos
subtitular la pieza, se incrementaba por si pudiera entenderse como
inacabada -a la luz de obras posteriores- o bien escasamente madura.
Pues
bien: lejos de todo eso, estamos frente a una potente propuesta que
conjuga una danza de alta prestación, quizás con ese ímpetu de
juventud que la vio nacer, pero a la vez con la profundidad en el
detalle que sólo creadores de larga trayectoria pueden aportar.
Desconozco si ha habido en su recuperación algunos retoques en la
obra original, pero en todo caso resulta imposible que, sin un claro
trasfondo de sentido, la pieza hubiera podido superar la prueba y se
pudiera presentar como si de algo recién salido del horno y de
rabiosa actualidad se tratara.
Planteada
en fragmentos, What
the body does not remember
desarrolla una idea de cuerpo como bastión del gesto en movimiento,
siempre atento a sus repeticiones y mecánica. Sus bailarines deben
emplearse a fondo para mantener un pulso de complejas figuras que se
desplazan a toda velocidad por el escenario, aún a riesgo de
pequeños accidentes en la recepción de grandes moldes de yeso. La
mímesis y combinación de gestos entre compañeros estirados en el
suelo, siguiendo las indicaciones que recibían a base de arañazos
sobre una mesa (el ruido de esas uñas produce la misma fascinación
como rechazo) es realmente sorprendente, por lo enérgico pero
también lo efectivo. Como en otro de los fragmentos se plantea un
juego indeterminado de correspondencias entre parejas de bailarines,
también en la línea apuntada antes: la investigación de aquello
que aporta el cuerpo a los mecanismos de la memoria. Y que no es,
como podría parecer, algo ligado a lo que nuestra mente es capaz de
recordar en la (re)producción del gesto, pues es el movimiento el
que transita de uno a otro. Se trata más bien de confirmar que no
existe memoria porque se interiorice o se repita, sino porque se
confirma en esos cuerpos solamente cuando se mueven.
En
fin: un pulso extraordinario al pensamiento sobre la danza. Ejecutado
como si ayer nos hubiéramos puesto a pensar, en pleno ímpetu de
juventud. Algo sobre lo que, mejor reconozcámoslo, algunos llevan
ventaja destacada desde hace casi 30 años.
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2a visita a What the body does not remember, el 30 de gener de 2015
Mercat de les Flors
Un
canvi a darrera hora, per motius familiars, de dos intèrprets en les
funcions al Mercat de les Flors posa en evidència la matèria
sensible de What the body does not remember. Quan vaig
veure la versió fa dos estius, al Festival ImPulsTanz de Viena,
després de la reconstitució total de la companyia amb nous i joves
ballarins, la solidesa i cohesió del grup eren absolutes. El nivell
d'exigència i concentració que es demana en els ballarins en una
obra com aquesta és d'una magnitud incontestable i tots ells estan a
l'alçada, però es troba en falta aquell esperit col·lectiu, una
mena de desè component, que no és la suma dels moviments de
cadascú, sinó una transformació que s'opera quan mires la peça
globalment. D'una banda hi ha la fisicalitat, el teatre gestual, les
provacions i els contactes corporals que els diversos capítols de la
memòria a què fa referència el títol ens remet, executats
normalment en duos o en petites intervencions grupals. De l'altra hi
ha l'espiritualitat significativa que genera sobre l'espectador el
conjunt i que no dóna com a resultat precisament la calma, perquè
provoca molta inquietud i és font d'incomoditat, però que gràcies
a aquest personatge inexistent i que engloba els moviments de tota la
resta, permet dotar de sentit -cadascú el seu- una obra que quasi
trenta anys resulta tan provocadora com expliquen les cròniques
d'aquell llunyà 1987.
Malgrat
tot, veure o visitar de nou per als qui la coneixien What the body does not remember és una necessitat perquè sintetitza
alguns dels principis bàsics de la dansa contemporània: l'escissió
entre sentit i significat, la suma d'expressions artístiques,
la manifestació d'un cos que es mou sense etiquetes, la improvisació i
la notació coreogràfica, la dramatúrgia com a resultat de la
composició sense prèvia elaboració, l'eliminació de l'horitzó
representatiu, el trencament amb l'estètica de la bellesa i moltes
coses més amb les quals podríem bastir una tesi d'allò que
significa el fet artístic, des de la vessant del moviment, en els
nostres temps.
Qué bueno. Que el tiempo no pase por una obra es de lo mejor que puede pasar... ¿verdad? ¡Gracias Jordi! Con ganas de ver este espectáculo. Se rumorea que vendrá por España. También Desh... ¿Qué tal te trataron por Impulstanz? ¿Viste algo más?
ResponEliminabueno... eso me parece a mi... en todo caso, esta pieza tiene muchas capas y eso da un montón de juego, desde luego
ResponEliminaImplustanz me encantó: tengo pendiente escribir más cosas! la semana próxima me pondré
un abrazo: gracias por comentar