Trayectos, Zaragoza 30 de junio de 2013
Daniel Abreu |
Los INnato |
Cierra Trayectos 2013 en Zaragoza con un balance magnífico. De público asistente, pero sobretodo de sólidas propuestas que han ocupado las plazas de la ciudad. Plena celebración, por un milagro que en Barcelona no tiene continuidad segura (tendría que haberse celebrado este mismo mes de julio, pero la situación insostenible de la economía catalana lo ha postergado -si se puede llevar a cabo- al mes de noviembre). Así que doble celebración, por esos 10 años y por la resistencia, pese a todo.
Hay un impulso civilizador en estas propuestas de ciudades que danzan en espacios singulares, que parecería que las cuatro piezas de la jornada de clausura han venido a reafirmar. Apareció Daniel Abreu con un adoquín en la mano, como anticipando ese mensaje de construcción de un público no siempre acostumbrado a ver un solo como 18 birds, pero que se presta con la mejor de las voluntades a dejarse arrastrar. Y el resultado es una metáfora sobre la manera como la sociedad ha ido construyendo un espacio habitable, a golpe de dominación de la desbordante naturaleza, representada por sus violencias, determinaciones y dificultades, en el momento que deja en el suelo ese adoquín. Una ciudad construida a base de forzar una cierta artificialidad, como el bailarín genera instantes y desplazamientos alejados de lo habitual, forzadamente desnaturalizados, precisamente como acto civilizador. Somos en tanto en cuanto renunciamos a nuestra constitución primitiva, la más cercana a lo natural; como la danza se aleja del gesto cotidiano. Algo así como representa hacerlo tozudamente en medio de las plazas, aunque sólo sea una vez al año.
Reforzó esa idea la segunda propuesta que se vio en la Plaza San Felipe de la compañía Los INnato, premio al mejor dúo en el Certamen SóLODOS En Danza de Costa Rica con Etérea y actualmente de gira por España. Se trata de una composición de alta complejidad y coordinación física, llevada a cabo por dos bailarines a quien deberemos seguir con atención: Marko Fonseca y José Raúl Martínez. Hay una proximidad al imperativo categorial kantiano "haz lo que debas" que lleva el discurso de este dúo desde la lógica del poder-autoridad al de poder-compartido, con intensos momentos de conexión física, amortiguados por la belleza de las figuras que van creando, y que confirmarían la hipótesis formulada: la necesidad de doblegar el espíritu de agresión de la constitución humana, en favor del de cooperación, si de verdad -como Goya, necesaria cita en esta ciudad- queremos que una cierta superación de la razón haga posible el acto creativo. Sin duda se trata de una compañía imprescindible.
La Macana |
Trayectos
regresó a la Plaza San Roque para cerrar su periplo por este año.
Allí nos esperaba la compañía gallega La Macana con la pieza Drown The Road, un ejemplo de danza de alta compromiso físico que encandiló por su
resolución y energía. Las cosas que la civilización, en ese
impulso creador, puede llegar a imaginar sobrepasan los límites que
el propio cuerpo marca, hasta el extremo que en ocasiones, viendo
bailar Alexis
Fernández
y Julio César Iglesias
parece que no se tratara más que de un holograma o una quimera
visual, irrealizable, imposible, a la vez que extrañamente intensa.
Arte como proyección de un deseo de superación, del aún más y
mejor, más alto, más fuerte, más lejos, marcado a fuego en la
propia esencia del hecho humano.
Como lo es en Nosotros la celebración de la felicidad, de la suerte de estar vivo, a través de la generación de momentos de auténtica diversión, hilarantes y absurdamente simpáticos. Ya pudimos ver en su versión Cuatro x Cuatro el sábado esta compañía mexicana, transformados (nunca mejor utilizado este verbo) para la ocasión en Moving Borders. Cerraron la tarde y dejaron en los espectadores las ganas de más, con ansias de seguir con ese proceso civilizador, de ocupar más plazas y de seguir danzando mínimo otros 10 años más en Zaragoza.
Como lo es en Nosotros la celebración de la felicidad, de la suerte de estar vivo, a través de la generación de momentos de auténtica diversión, hilarantes y absurdamente simpáticos. Ya pudimos ver en su versión Cuatro x Cuatro el sábado esta compañía mexicana, transformados (nunca mejor utilizado este verbo) para la ocasión en Moving Borders. Cerraron la tarde y dejaron en los espectadores las ganas de más, con ansias de seguir con ese proceso civilizador, de ocupar más plazas y de seguir danzando mínimo otros 10 años más en Zaragoza.
Moving Borders |
apaludo el esfuerzo de los Inatos, por sus progresos y son una honra para Costa Rica un pueblo humilde de lucha y grandes talentos, agradezco la acogida le han dado a los muchachos de aca, somos fans, de este gran orgullo y talento de corazon que sigan los exitos.
ResponEliminaA los artistas se les alagan sus triunfos en vida, asi como le han puesto alma, vida y corazon con mucho esfuerzo , empeño y dedicacion. Felicidades muchacos Costa Rica les aplaude el arte que llevan en sus venas