Umma
Umma Dance & Manuel Rodríguez
Coreografía:
Guido Sarli y Manuel Rodríguez
Bailarines:
Xavier Auquer, Ares D’Angelo, Laurato Reyes
DanzaTrayectos:
Plaza de San Bruno, Zaragoza 28 de junio de 2013
Donde reside la esencia
Precedida
por el éxito allá donde se presenta, Fifth
Corner
-versión reducida de Loser
Kings-
ha tenido una extraordinaria acogida por parte del numeroso público
zaragozano congregado en la Plaza San Bruno. Y es que Umma Umma Dance
+ Manuel Rodríguez y Guido Sarli desde la coreografía (y el control
de sonido de éste último, para la ocasión) da mucho de que hablar.
La pieza puede ser interpretada, a mi entender, como una especie de
canto general al dolor existencial. Trazado, eso sí, desde una
cierta actitud de descreídos por todo aquello que significaría lo
bello
(frente a lo deseado) y lo
humano
(frente a la bárbaro). Y es que si la danza es una experiencia
(esencialmente de lo visual) el grupo apuesta por una antítesis
perfecta desde el primer instante en que los bailarines aparecen en
el inicio, atados de manos como “locos” o “prisioneros” (no
otros son los lugares reservados por la sociedad al
diferente)
y con desplazamientos y gestos de difícil comprensión. Una idea -la
de una vida que pugna por liberarse del cuerpo, prisionera en su
interior- que queda especialmente subrayada en la segunda sección de
la pieza, con el duettino
Sous
le dôme épais
de l'òpera Lakmé de Léo Delibes (esclava y señora, ocultas de
miradas ajenas allí “donde el manantial duerme”) en un juego de
reflejos al que invita la pieza y que podrá ser descifrado, bien como
respuesta a esa oscuridad de lo que condiciona el alma (no otra cosa
que el cuerpo que danza frente a nosotros) y por eso el ruido se
sobrepone a aquel fragmento musical; bien como una mezcla intensa de
sensaciones -parecidas a las que genera una ciudad como ésta-
rendida a los amplificadores instalados en la plaza para representar
aquello que más conviene. Intensa imagen de lo que constituye al
hombre (esa prisión del fuero interno que se expresa en los cuerpos)
desde la pulsión de un danzar extraño, convulso, pretendidamente
descompasado, profundamente visceral, de semblante y gesto graves,
con el que los tres bailarines regalan veinte minutos de
transcendencia, apta para miradas inquietas, como perfectamente
incardinada en el sentir más perplejo de lo que la existencia (caso
de ser real) oculta entre las bambalinas de lo cotidiano.
¡Difícil!¿Verdad? Pero una pequeña obra maestra por su
simplicidad. Quizás porque el lenguaje de la danza puede decir a
veces aquello que ninguna palabra es capaz de percutir. Y ahí reside
su grandeza. Y en la de estos artistas que han logrado una pieza con
la que poder visitar allí donde (probablemente) resida la esencia.
Trayectos Zaragoza 21013 ha iniciado singladura, en una tarde en la que también se ha visto otras obras enérgicas y comprometidas: El museo, de la compañía Gatos Oscuros (hip-hop autóctono, de sincera y simpática ejecución); 4x4, de Ertza (en una línea más combativa, como de un duelo de gallos, de este grupo vasco cada vez más conocido); y la Company Eléonore Valère-Lachky (un feliz descubrimiento en la Plaza de la Seo, de una compañía belga-húngara en la búsqueda de una estilización muy bien resuelta, con una propuesta de danza de gran compromiso interpretativo).
Trayectos Zaragoza 21013 ha iniciado singladura, en una tarde en la que también se ha visto otras obras enérgicas y comprometidas: El museo, de la compañía Gatos Oscuros (hip-hop autóctono, de sincera y simpática ejecución); 4x4, de Ertza (en una línea más combativa, como de un duelo de gallos, de este grupo vasco cada vez más conocido); y la Company Eléonore Valère-Lachky (un feliz descubrimiento en la Plaza de la Seo, de una compañía belga-húngara en la búsqueda de una estilización muy bien resuelta, con una propuesta de danza de gran compromiso interpretativo).
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