David contra Goliat
Doble
programa de la CND en Barcelona. Demasiada irregularidad. Triunfo del
futuro frente al pasado. La transición del actual Director
Artístico, José Carlos Martínez, empieza a dar sus frutos, aunque
con lentitud...
Jueves
25 de octubre del 2012
Foto Jesús Vallinas CND |
El primer programa de la CND, en la sala grande del Mercat, se
iniciaba estos días con una coreografía gélida y sugerente de Jirí
Kylián: Sleepless.
Detrás de un telón rasgado, cual puertas de entrada a lo
desconocido, se encuentra el misterio. Llámese “ el otro”, la
configuración (siempre compleja) de las relaciones humanas que en
tantas ocasiones el coreógrafo pudo desarrollar para la Nederlands
Dans Theater. La ejecución de la CND fue suficiente, pero no
emocionante: hay un trabajo de interpretación pendiente aún de
abordar y que debe poder dar sentido a una disciplina de movimiento
que resulta palpable e incuestionable. El esfuerzo de la Compañía
se respira, pero en detrimento del aspecto artístico. En el elenco
de este día participaba el tarraconense Aleix Mañé, un ajuste
perfecto desde el cuerpo de baile, precisamente con un punto de
emoción que el resto de la compañía no encuentra.
También
de Tarragona es Arantxa Sagardoy, coreógrafa responsable junto al
chileno Alfredo Bravo de la segunda pieza de la velada: Babylon.
Se esperaba con interés este estreno mundial, pero resultó confuso.
Quizás tanto como la historia que quería relatar, y eso sería su
virtud, si no fuera porque los desajustes entre los bailarines y la
nula proyección de una secuencia lógica de acontecimientos, no
permitieron gozar de algunos instantes de gran fuerza visual y dúos
interesantes con los que cuenta, pues quedan eclipsados por un
cierto desbarajuste colectivo. Sobretodo en lo narrativo. Destaca, de
todos modos, la desgarrada interpretación de Tamako Akiyama.
Cerró
la noche Walking
Mad
de Johan Inger, creada también originariamente para la Nederlands
Dans Theater y que ya pudo verse en Sant Cugat hace sólo ocho meses atrás. Por este motivo, precisamente, no se entiende muy bien la
selección de esta pieza, por mucha seguridad que produzca en la
Compañía y resulte efectiva para con el público. El riesgo se
asume sólo si se intenta construir nuevos paradigmas: en eso
consiste la excelencia. Y el del Bolero de Ravel, acaba resultando un
tópico insufrible para un espectador de Barcelona acostumbrado a ver
danza contemporánea. Y creo que en este punto, tampoco el Mercat de
les Flors supo jugar sus bazas adecuadamente: una velada Jirí Kylián
como la estrenada por la CND hace poco (aunque sin extraordinarias
críticas) al menos hubiera permitido adentrarse en algo distinto a
lo de siempre. Necesitamos valentía artística y programadores
arriesgados.
Sábado
27 de octubre del 2012
De
manera que tuvimos que esperar un par de días para empezar a gozar
con las propuestas que pusieron sobre el escenario Jóvenes
Coreógrafos de la CND. Cinco piezas cortas, en las que pudimos ver
lo mejor y más excelente de la compañía:
*
En la entrada de la sala Ovidi Motlló nos esperaba la bailarina de
Barcelona Elisabet Biosca, enfundada con un vestido de múltiples
pliegues, zapatos de tacón y guantes de boxeadora: Desaprendiendo,
coreografía de Yoko Taira, muestra con una sencillez extraordinaria
el tránsito de ese personaje casi histriónico al moldeado del
cuerpo de ballet, representado por dos parejas ataviadas a la manera
clásica (su falda ya es plisada) y que juegan en el escenario con lo
antagónico de sus pasos y movimientos. Una delicia de diez minutos
en la que Jessica Lyall, Lucio Vidal, Ryan Ocampo y la propia Yoko
Taira muestran la felicidad de su trabajo.
*
En estado de gracia Nandita Shankardass y Antonio de Rosa llevan a
cabo Jaane Ajnabee, creación de séis minutos de la primera.
La historia de encuentros y alejamientos entre dos siempre da pie a
nuevas percepciones y puestas en escena. Con el acompañamiento en
directo de Shammi Pithia (flauta) y Michael Goodey (guitarra) es un
ejemplo casi perfecto de la simbiosis de lo diverso para construir
una unidad. Justo el espíritu que la CND debe potenciar si quiere
ocupar el espacio que le toca en el panorama de la danza en este
país: sin olvidar que somos polvo de estrellas (como recuerda el
programa de mano) pero con el convencimiento que debemos brillar,
cada cual a su manera.
*
Descamino de Dios, la tercera propuesta de la tarde y de nueve
minutos, coreografiada por Mattia Russo (también intérprete) y
Diego Tortelli y con Giuseppe Dagostino eleva a la perfección la
pasión por el trabajo bien hecho y la delicadeza con la que se puede
(y se debe) expresar con los cuerpos el alma de los sentidos.
Brillante en su simplicidad, mereció una sonora y merecida
aclamación por parte del público y fue estreno en el Mercat de les
Flors. Ex-aequo Primer Premio XIº Certamen de Coreografía Burgos-Nueva York 2012. En su presentación, se dice: “Hay personas a las que, con una simple mirada, comprendes y entiendes el amor que por ti sienten, que están dispuestas a hacerlo todo por ti y que nunca te dejarán solo. Hay distancias, hay incomprensiones, pero lo que hay no se acaba y supera cualquier obstáculo que se le pone delante. Hay personas a las que perdonarías hasta el peor fallo, porque sin ellas tu vida no tendría sentido, porque caminar con ellos a tu lado, de la mano, es la mejor sensación que hay en el mundo, porque así nunca te vas a sentir solo”
*
Mi pueblo, mi casa, la soledad... un paso a dos de Francisco
Lorenzo, interpretado en cinco minutos por Jessica Lyall y Daan
Vervvort, pleno de sensibilidad y The secrets of my pocker show, I
share with Dr. Almeida de Allan Falieri con prácticamente todos
los intérpretes de la velada y de dieciséis minutos, cerraron este
magnífico programa de entusiasmo, dedicación y pasión por la danza
en el que en los últimos instantes el público siguió a ritmo con
sus aplausos.
¿Da
mucho que pensar, verdad? Lo pequeño se convirtió en gigante este
fin de semana... ¡Ojalá en un futuro la CND y su dirección
artística sepan entender este mensaje! ¿Pensaron en ello antes los
responsables del espacio? Teatro y compañía públicos. Sólo vale
la excelencia, y en momentos de confusión como los actuales sólo
tiene un nombre: futuro. No hay margen.
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