dilluns, 24 de setembre del 2012

One of the kind

Jirí Kylián
Ballet de l'Opéra de Lyon
Dissabte 22 de setembre de 2012
Biennale de la Danse


De par tout, ça tristesse...


Bailar en tres actos. Repartir en ese tiempo su cadencia. Ser continuidad: sólo espacio solitario. Contar de nuevo que se hundieron esperanzas. Ser aquí, de nuevo: nada. Y aceptar por fin esta nueva (re)escritura.

Primer acto: una bailarina, desde una plataforma situada en las primeras filas del patio de butacas se dirige, con movimientos lentos, algo desencajados, como tiritando por el frío o el miedo, hacia el amplio escenario de la Ópera de Lyon. Situado al fondo, una estructura gélida, de grandes plataformas blancas, simulando espacios cerrados, protegidos de la intemperie, en un entorno que se adivina inmaculadamente hostil. Busca refugio. Es una de entre tantos de ellos, que van apareciendo normalmente en parejas. Suena intensa la música del violoncelo que acompañará el resto de la función. Música casi atonal, en registros contemporáneos, con cierta conspiración por crear un efecto de incertidumbre y desaliento. Para cuando llegue el inicio del segundo acto, en continuidad con el primero, toda la compañía lleva buena cuenta de los encuentros y desavenencias que la nueva intrusa genera en la comunidad a la que se dirigió.

Intermedio: diez minutos en que la bailarina sigue ejecutando su soledad, en medio de trajín de operarios que retiran las estructuras de madera del escenario y cuelgan dos grandes figuras geométricas: un cono, a la derecha, suspendido en movimiento conforme se suceda la siguiente parte; y una gran figura blanca, un algo indeterminada: quizás algo así como un gran corazón que se mantendrá en suspensión y quieto en el fondo izquierdo. Es el segundo acto, en el que propiamente nos encontramos en las entrañas de esa comunidad, lejos ya del frío hostil. El músico, a la manera de como se sucedía en los banquetes de los grandes palacios, se sitúa con su silla en pleno escenario. Suenan los momentos más intensos, bellos, memorables y emotivos de toda la composición, mientras la compañía regala brillantes desplazamientos al unísono, contagiada por la excelencia del momento coreográfico que la pieza logra. Nuestra bailarina, aunque sólo sea en esos pocos minutos, logra burlar a su destino y acompasa con los demás sus esperanzas.

Tercer acto: de nuevo se reestructura el escenario y los bailarines, como hicieran en el intermedio anterior, hacen sus repeticiones a la vista del público, que aprovecha para descansar, charlar, pasear por el teatro... Aparecen unas escaleras gigantes, que ocupan medio espacio, con final incierto entre el cielo y los focos del proscenio. Momento ejemplificante el de estos jóvenes, absortos en su memoria, dibujando una y otra vez movimientos que veremos ejecutar en un rato, hablando discretamente entre ellos, mientras se corrigen y se ayudan a volver sobre sus pasos. Mientras, la bailarina vuelve a su composición inicial y poco a poco regresa al filo del escenario, donde como ya hizo en el primer descanso, se sitúa de espaldas al público: señal inequívoca del inicio de la tercera y última entrega de la obra. Sin remisión. Sin excepción. Ser aquí de nuevo: nada. Y vuelta a aceptar la nueva (re)escritura, mientras el músico hace sucumbir en emoción intensa el dolor de la tragedia y caen dos cortinas de finas estructuras, a cada lado del escenario, que acaban por encerrar los personajes en su interior.

One of the kind es una obra excepcional, iluminada por el sentir más profundo de la condición humana (recordar aquí que es un alegato a los derechos humanos: la libertad y la colectividad); con una coreografía intensa, que requiere de cada bailarín y sin excepciones una dedicación absoluta y compromiso. Una de las nueve obras que Kylián ha regalado al Ballet de l'Opéra de Lyon para que preserve en la memoria. Una obra maestra absolutamente indiscutible, en el que la danza encuentra una expresividad y una fuerza narrativa de una potencialidad casi inaudita.

Y sobretodo, una experiencia que arrastra al espectador a través de toda esa tristeza inmensa.


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