Inés Boza – SenZaTeMPo
Intèrprets: Nel·lo
Nebit, Inés Boza
La Caldera, 21 de juliol
de 2012
Festival Grec de Barcelona
Lo que mueve
la vida
http://www.lacaldera.info/ |
La
historia de las mujeres, escrita habitualmente por hombres, necesita
todavía de una definitiva reapropiación. El movimiento feminista lo
lleva intentado desde hace unas décadas, con resultados ciertamente
desiguales. “Debemos proteger el fuerte del débil”, decía
Nietzsche .
Y qué duda cabe que es el mundo de lo femenino el auténtico motor
de los impulsos de vida. La igualdad entre géneros es aún la
asignatura pendiente de la mayoría dominante y no, como pudiera
parecer, de la mujer: su fortaleza es tal que después de tantos siglos de
sometimiento siguen ahí, recordándonos a cada paso cuál debería
ser el único sentido posible.
De
entre todos los poetas en lengua castellana, y hombre, Federico
García Lorca entendió con grandeza esa necesidad: “Acabarán
por invadir mi sepulcro y ocupar mi propia cama. A mí no me importan
las discusiones sobre el amor ni el teatro. Yo lo que quiero es amar”
se exclama Julieta en una de las secuencias de la obra El
público,
texto que junto con Poeta
en Nueva York
sirven de base a Inés Boza y su compañero de interpretación,
Nel·lo Nebit para esta propuesta de danza y recitación. Una mujer
que mira, a través de los ojos del poeta, el mundo femenino.
Por
lo que respecta propiamente al movimiento, aunque resulta escaso (se
advierte en el programa de mano que es una primera aproximación) se
presenta impregnado de cotidianidad: son dos cuerpos, dispuestos uno
al lado del otro en un sofá, frente a ese público que actúa de
espejo, en noches de insomnio estivales consumiendo, por ejemplo,
televisión, ejecutando con lentitud desplazamientos, pequeños
gestos, ahora las piernas sobre cojines, después estirados uno al
lado del otro, balanceando sus cabezas a cada costado, como
incapacitados por lo habitual de la convivencia, las horas pasadas
juntos, el espacio conocido y las mismas (y repetitivas) existencias
con las que la pareja ha agotado el tiempo en el que sólo vivir es
amar.
En
el resto de la pieza, un solo
de Nel·lo Nebit, con una fuerza expresiva de madurez, simple en su
concepción, pero extremadamente sentido y otro de la mano de Inés
Boza, indican lo dramático de la pérdida de la esperanza cuando la
danza debe recordar a ese público atento que es fuera del escenario
en el que se mueve todo aquello que se juega de verdad. Hasta aquí,
tres momentos de danza interesantes, que quedan desbordados por un
dúo magnífico, en el que por fin los dos bailarines logran encajar
las piezas perdidas del abandono al que sometieron sus personajes el
juego del amor, y dejan de hablar y cantar (quizás lo menos
destacado de la pieza: un recitativo escaso y unas voces poco
afinadas) para de nuevo encontrar entre los dos aquello que de verdad
mueve la vida.
Que
sea desde la coreografía, elaborada junto a otra mujer: Montse
Colomé, donde se da sentido femenino el espacio del poema del hombre
que mejor supo hablar de ellas, es el atributo más destacado de esta
pieza.
buena reflexión
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