Métamorphoses
Ballet National de Marseille
Geometría del Espacio
Herminio
Centro Cultural Internacional Avilés –
Neimeyer
4 de agosto de 2012
© Pino Pipitone
|
En el origen, fue la
forma: estructura geométrica conformadora de vida. Interacción de
flujos energéticos, discretos, sutiles y efímeros, que facilitaron
a través del inmenso tiempo cósmico la constitución de esta
realidad compleja y diversa que sólo limitadamente somos capaces de
percibir. Fuerzas electrostáticas, uniones temporales de átomos,
requerimientos químicos de baja intensidad y una obra arquitectónica
siempre sorprendente, y que produce irremediablemente la duda si
fuera un antojo de la naturaleza, si bien un acto creador. Así es el
mundo en el que habitamos; así la geometría de sus cuerpos; así la
danza de su fuero interno.
El Centro Neimeyer de
Avilés, por estas fechas, ha querido invitar a esa reflexión a
través de dos obras, a priori antagónicas, pero perfectamente
engarzadas: por un lado la exposición de Herminio, en la que se
muestra una parte del trabajo que el escultor realiza en el estudio
de la relación entre los objetos geométricos, el espacio que los
circundan (la impresionante cúpula de Neimeyer, en esta ocasión) y
el movimiento que las sutiles fuerzas procuran a lo físico: la
gravedad, los impulsos eléctricos, las fuerzas magnéticas, etc...
Por otro lado, y en sesión única, el dibujo sorprendente que el
Ballet National de Marseille hace del poema de Ovidio:
Metamorphoseon.
De nuevo un juego, en esta ocasión entre la sutileza de la palabra
poética y la delicadeza de los cuerpos en movimiento. Hay que decir
que con escaso público, en un marco majestuoso como es el Auditorio
y en una ciudad, Avilés, ansiosa por defender un proyecto cultural y
arquitectónico quizás discretamente mayúsculo, pero con unas
posibilidades ilimitadas.
© Pino Pipitone
|
La coreografía del belga
Frédéric Flamand se compone de diversos cuadros, escasamente
ligados entre ellos, de algunos de los episodios que Ovidio dejó
escritos en su mitología de los orígenes. Junto a las ejecuciones
de los bailarines, las imágenes proyectadas de manera dispersa por
el escenario van dando cuenta de la progresión, en clave científica
en este caso, de la evolución de la vida. No hace falta haber leído
el poeta, ni ser un gran conocedor de las teorías científicas para
seguir con facilidad esos relatos breves, aunque profusamente
explicados por un cuerpo de baile entregado, hermético en su
predisposición y de múltiples registros, con una sólida formación
clásica, aunque centrados para la ocasión en la abstracción de
lenguaje o las dificultades de la figuración. En este sentido, lo
más destacado de la propuesta (más allá de los elementos
escenográficos simbolizando los planetas) es la capacidad de esta
compañía para mostrar en su intensidad expresiva las habilidades de
su movimiento, en una conjunción armónica e indiscutible con un
relato (puesto en paralelo con el propio discurso del Centro
Neimeyer) muchas veces no exento de un punto de sorpresa y un cierto
regusto cómico (aunque sin llegar a la parodia) porque no en vano es
en el imaginario en el que se produce tanto la expresión de los
cuerpos, como la del mito fundacional, como también la del papel que
en un futuro deberá ejercer este nuevo polo cultural internacional.
Sin olvidar de destacar el vestuario y la caracterización, obra de
los diseñadores brasileños Humberto y Fernando Campana. Su trabajo
con elementos de carácter industrial entra en juego con el espacio
de la Ría de Avilés de una manera sorprendente y, también, con la
exposición que ocupa estos días la Cúpula.
© Pino Pipitone
|
En los orígenes, más
allá de la forma, tuvo que haber también el impulso. El del Centro
Neimeyer debería tomar buena nota de la dificultad de llegar al gran
público si no se hacen asequibles mínimamente propuestas de esta
envergadura. En este sentido, no es comprensible que para la ocasión
ni siquiera se editara un programa de mano y la escasa (¿nula?)
promoción del evento. Pero haber iniciado esa singladura con una
propuesta fuerte y determinada como es el Ballet National de
Marseille, augura un futuro brillante: éramos no uno, ni dos, sino
bastantes los visitantes que nos desplazamos esos días expresamente
a esa bella ciudad asturiana, precisamente ávidos de escuchar y ver
historias con esta calidad y solvencia.
Quizás sólo así,
hechas esas reflexiones, podamos proyectarnos en futuro. Siempre en
formas geométricas, claro. Siempre en tensión de débiles fuerzas
sobre las que asirse.
…...........................
En la revista Susy-Q de
julio/agosto se publicó una entrevista con Frédéric Flamand muy
interesante para entender mejor de lo que trataba la propuesta en el Neimeyer http://susy-q.es/web_susy/susyq_39.htm
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada