Demo-N/Crazy - Folia - Mambo 3XXI
Mercat de les Flors, 3 de març de 2012
Auto-referenciarse en vano
Segundo programa esta semana de esta compañía, en Barcelona. Con un cierto aire de mercado de ocasiones: aprovechemos la visita -parecía como si dijeran- y vamos a mostrar los múltiples registros con los que hemos jugado en los últimos tiempos. Ahora un Bonachela, pasando por un Linkens y acabando -patria obliga- por un Mambo de la mano de Norge Espinosa. Los dos anteriores días, Casi, coreografía de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola. Esto de los cambios a última hora de los programas tiene su gracia, si no fuera desde luego por la dificultad organizativa que supone para cualquier espectador interesado poder asistir dos veces en una misma semana al Mercat y por una política de descuentos de la sala para abonados, más de discutible...
Demo-N/Crazy, coreografía de Rafael Bonachela, abrió el festival del “¡Aquí Cuba”! Lo peor de los turistas, como es sabido, es que una vez regresados a su casa, no acaban nunca de relatar las maravillas experimentadas durante su intenso viaje a los confines de los tópicos. Y aunque severo e indiscutible con una danza de fisicalidad contundente de la que el coreógrafo catalán es máxime exponente, se encuentra a faltar tan siquiera un atisbo de sentido con el que poder configurar, al menos, un discurso mínimo que permitiera entender las continuas insistencias en una identidad agotadora por tanta auto-referencia, como es la cubana, y precisamente por eso tan poco conectada con la tradición europea, de la cual Bonachela vendría a ser representante.
Peor suerte corrió la segunda pieza de la noche: Folia, del holandés Jan Linkens. Estos bailarines (quizás debería haber dicho atletas) son unos virtuosos del movimiento: ejecutan imposibles delante del atónito espectador, con una facilidad tal que bien podrían haberse especializado en el trapecio, como en la carrera de saltos de 400 metros. Pero no en expresividad teatral, porque la credibilidad con la que se enfrentan a una pieza llena de sensaciones visuales e instantes de fugacidad estética, es nula. Supongo que porque representa un tipo de lenguaje al que no han querido acceder (o no les han dejado) por una supuesta superioridad cultural -de resistencia, se me dirá, claro...- con la que bloquear cualquier entrada de aire fresco a ese modelo de bailarín adoctrinado en el esfuerzo y la disciplina, pero ignorante de cualquier redención poética de lo sublime en contacto con lo sutil. Una ocasión lamentablemente perdida.
Y lo que mal anda, peor puede acabar, y la tercera pieza de la noche, Mambo 3XXI, de Norge Espinosa Mendoza, concluyó la velada con un aplauso cerrado, contundente y espectacular, patio de butacas en pie, a una propuesta que sólo tuvo un interés: su escasa duración.
Porque esta compañía tiene básicamente un problema: la obsesión por resultar tan cubana, que se olvida que es danza y contemporánea.
Y de ese público barcelonés (tan diverso él, tan tierra de acogida) en pie, dispuesto a politiquear con la mejor de las intenciones, mejor ni hablamos aquí...
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