El Mes
de Danza forma parte de la red A Cielo Abierto:
un total de 10 festivales que han sumado sus fuerzas para ofrecer en
espacios singulares una selección de piezas de entre 15 y 30
minutos. En Sevilla se han presentado algunas en el primer fin de
semana de la Muestra Internacional de Danza Contemporánea. Hablamos
aquí de dos de esas obras y finamente de un estreno absoluto que
tuvo lugar también en las calles de la capital andaluza.
Lo
insólito de las parejas
A pie
de calle (20') Daniel
Doña. Dirección y
coreografía: Daniel Doña. Bailarines: Cristian Martín y Daniel
Doña. 31 de octubre: Setas de Sevilla.
Como
si se tratara del círculo de la vida, delimitado por naranjas que
los bailarines van depositando en el suelo, se sucede la experiencia
de la comunicación: ese milagro no exento de dificultades. Daniel
Doña es un bailarín impregnando de gesto resolutivo, maduro y de
carácter. Cristian Martín aporta límites impensables a la
flexibilidad, talento y decisión. La conexión entre ambos hace de
la pieza, algo faltada quizás de resolución pero bella
plásticamente, una experiencia a medio camino entre la danza
española y algunos breves acentos contemporáneos. Una pareja de
estilos que se palpan, pero que en ocasiones no se mezclan. Suple esa
dificultad la entrega y fe ciega en el proyecto que ambos bailarines
demuestran.
Hooked
(15') Lasala.
Dirección y coreografía: Judith Argomaniz. Intérpretes: Jaiotz Osa
y Judith Argomaniz. 31 de octubre: Baños de la Reina Mora.
En
los avatares de las relaciones humanas, como es sabido, hay momentos
de todo tipo. También es así entre dos bailarines obligados a
compartir espacios, horas y esfuerzo. Y solo a veces hay chispa, de
la más entusiasta y auténtica. Es el caso de Judith Argomaniz y
Jaiotz Osa. Que no sólo transmiten sintonía, traducida en
milimétrica ejecución sincronizada, sino que encima la transforman
en una energía positiva y feliz que llega instantáneamente al
público. Sin ser el suyo un dibujo cerrado, ni concluyente, menos
aún una pieza de plenitud creativa (se trata de un fragmento de la
segunda de su repertorio) sí se puede afirmar que apuntan a una
frase y gesto danzados que quedan amplificados por esa conexión casi
mágica que generan.
El
soberao (25') Arturo
Parrilla y Raquel Madrid. Dirección
e interpretación: Raquel Madrid y Arturo Parrilla García-Pelayo.
Ayudante de dirección: Juan Antonio de la Plaza. Espacio escénico:
Emilio Parrilla Muñoz. Música original: Yoojin ko y Emilio
Parrilla. Espacio sonoro: Matthieu Berthelot. 1 de noviembre, Puerta
de Jerez. Estreno en Mes de Danza Sevilla.
Es
en una estructura endeble y delicada que se sostienen los afectos. Es
lo insólito de las parejas. Así se presentan Arturo Parrilla y
Raquel Madrid, dispuestos a jugar en ese espacio de la escultura de
madera diseñada por Emilio Parrilla Muñoz. Se elevan sobre ella,
cuelgan y se provocan, en un juego casi adolescente, él con una
presencia física que habla en cada gesto; ella con la sobriedad del
movimiento pertinente. Son dos, en la entelequia del encuentro,
encerrados en su propio deseo, bailando la música original que
Yoojin ko y Emilio Parrilla han elaborado. Todo queda en el interior
de esa red de solidaridades que es la familia, efectivamente. Como
metáfora de un mundo que debe protegerse del incendio. Como
demostración de un tiempo que necesita de esos abrazos. Da igual si
esta historia acaba de una u otra forma. Lo importante es el momento
coreografiado por la esperanza. Algo que estos dos intérpretes
celebran frente a su público y exportan como única salida a
nuestros tiempos.
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