divendres, 31 d’octubre del 2014

Welcome to the Montgomery Experience

Mes de Danza, Sevilla 30 d'octubre de 2014


Sevilla: Sala de baile gagá

La Muestra Internacional de Danza Contemporánea de Sevilla ha inaugurado con una propuesta de buena danza y aún más brillante música. Fruto de la complicidad entre las coreógrafas María M. Cabeza de la Vaca y Teresa Navarrete y el músico Miguel Marín, el teatro Alameda se ha convertido en una sala de baile, con butacas a cada lado, con una estética retrofuturista inspirada en los años 50 y la nada disimulada intención de provocar al público asistente a participar de lo que los próximos 10 días será Sevilla: la fiesta de la danza contemporánea, en un festival que cambia su formato pero no su intensidad. Música electrónica y danza gagá para todos, en el acto de apertura.

A un lado los cuatro músicos. Se llena la pista, aparecen los seis bailarines. Y empieza la fiesta. Esto de la celebración tiene bastante que ver con nuestro propio estado de ánimo. El de la ciudad andaluza y, muy particularmente este pequeño equipo que impulsa y organiza cada año este encuentro internacional, bebe de su esfuerzo y ganas “pese a los recursos escasos” proclamaba micrófono en mano su directora María González en la presentación. Y con buena vista, casi intuición, se confió en este grupo desde el momento en el que llegó la propuesta a la Muestra: trabajo en red, apoyo a la nueva creación, proceso creativo compartido con Mes de Danza y el valor añadido de ser una pieza en la que danza y música bailan juntos.

El resultado es excelente, alegre y determinado, como es el espíritu de esta Muestra. Destaca una composición musical que contagia a ritmo todo el patio de butacas: textualmente. Poco faltó para que se lograra el milagro de arrancar a bailar a las decenas de personas invitadas para la ocasión. Aunque después de ver la excelente María M. Cabeza de la Vaca, en el que probablemente fue el momento más luminoso de la noche, enfundada en unos zapatos de tacón y moviéndose en un desafío directo para con esa música enérgica y envolvente, me atrevería a decir que fuera lógica la prudencia colectiva. Quién mejor que este grupo, manos alzadas, en otro de los momentos colectivos más plásticos, para recrear algunos movimientos de la técnica gagá, especialmente apreciados y estimados por cualquier seguidor de danza contemporánea.

Y es que esta fiesta fue tal, porque más allá de contagiar la pasión por este arte y sus múltiples conexiones con su hermano mayor, la música, fue una lección coreográfica de actualización y reivindicación de algo que hemos de seguir diciendo bien alto: es gracias a que hace 20 años que una muestra como la de Sevilla apuesta por los jóvenes, arriesga en sus planteamientos y ofrece al público propuestas como ésta, que es posible que alguien pueda seguir esa estela e imaginar nuevos espacios creativos. Y eso es lo que se celebraba es esta magnífica inauguración de la Muestra Internacional de Danza Contemporánea de Sevilla.

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