Israel
Galván & Akram Khan
Mercat
de les Flors, 3 d'octubre de 2014
Anda
jaleo, jaleo...
Furia
y sosiego. Como se sucede entre fuego y tierra. Calor, violencia y
combustión frente a frío, raíz y estabilidad. Los otros dos
elementos son agua y aire. Así lo propusieron los antiguos griegos
cuando se enfrentaron al reto de pensar sobre el principio de todas
las cosas o arché. Hasta que llegó Aristóteles y tuvo necesidad de
incorporar lo que unía a todos ellos: la quitaesencia.
En
un escenario vacío, en el que los focos dibujan un círculo, se
juega el flamenco de Israel Galván y el kathak de Akram Khan. Cuerpo
(tierra), música (agua), aire (arte) y fuego (danza). Torobaka
toma el título y la idea del poeta dadaísta Tristan Tzara: entre
todos los elementos del lenguaje, la construcción de algo nuevo por
combinación artificiosa. Dos singularidades que se confrontan para
dejar de ser cada cual y pasan a generar experiencia (quintaesencia).
¿Alguno
de aquellos elementos sería más importante que el otro? Desde luego
que no. Por eso la obra está dividida en secciones: solo al
principio y al final -en ese sentido circular de la iluminación- se
atreven a combinar su talento. Y en las demás partes cada uno
muestra su quehacer, como Akram se atreve con un zapateado descalzo y
Galván con el juego imposible de gestos parlantes. La música, con
algunas versiones de las canciones populares que Lorca recogió y
armonizó; al lado de las voces de Christine
Leboutte y Bernhard Schimpelsberger, el compositor David Azurza y el
cantaor Bobote, son la muestra de esas múltiples lenguas y
tradiciones populares. “Anda jaleo, jaleo...” cantan juntos.
Y
ésa es la mayor (y mayúscula) aportación de esta colaboración:
una
fiesta creativa, una celebración de la diversidad, una ráfaga de
aire fresco, un grito a la esperanza, un relámpago danzado.
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