dissabte, 25 d’octubre del 2014

Caída libre

Compañía Sharon Fridman
Mercat de les Flors, 24 d'octubre de 2014


El gesto al rescate

Celebremos que tenemos margen para la esperanza. Gente: “Hay ángeles entre nosotros”. A pesar de la crisis de valores. Precisamente porque nada pudo substituir un abrazo. Se acaba, por fin, esa carrera circular a ninguna parte con la que empieza este espectáculo. Hay opciones. Se puede huir. Déjate caer. No parece que Sharon Fridman lo hubiera descubierto ahora: simplemente quiere recordárnoslo. El contact ha resultado ser su metáfora de vida.

Planteado como una experiencia social, cuenta con la participación de un grupo de 20 personas de la ciudad arropando los seis intérpretes principales. No danzan estos chicos, sino que vuelan. Literalmente: dejándose a la suerte de su compañero y los miles de ensayos que pueden adivinarse para garantizan tanta seguridad. El gesto al rescate: como si se tratara de un imperativo ético. Quizás no siempre dará como resultado evitar caer, pero se impone como respuesta a una sociedad que corrió el riesgo de ser deshumanizada.

Contribuye de manera acentuada a todo ello la música de Luis Miguel Cobo: composición envolvente, hasta en un punto severa, con cierta reminiscencia de misterio, como si se tratara de un acto iniciático al que se asiste. Hay un posicionamiento, una lectura de la voluntad, un decir “estamos hartos de no reconocernos seres sociales obligados a cooperar entre nosotros”, al que contribuye poderosamente este compositor onubense. Con él, los marcados efectos de luz y la dramaturgia, quizás con menos capas, más discreta que la pieza anteriormente vista en Barcelona: Al menos dos caras, pero suficientemente clara y que firma Antonio Ramírez-Stabivo. Con una escenografía despojada en esta ocasión de cualquier artificio y que conjuga un poderoso entorno sobre el que construir una mirada.

Quizás siempre se desee más y aunque el esfuerzo técnico que requiere este proceso incansable de caídas y esperanzas de Pau Cólera, Jonathan Foussadier, Maite Larrañeta, Alejandro Moya, Melania Olcina y Léonore Zurflüh es espectacular, se resiente un poco el ritmo en algunos momentos de la obra: se aligera, pierde tensión.

No pasa así, como sabemos, en la vida real: reivindiquemos ese gesto. Dediquémonos a rescatarlo de entre las ruinas en las que estamos. Iniciemos, sí, una caída libre. Solo porque sabemos que algunos ángeles -como ellos- bailan entre nosotros para sujetarnos.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada