Proyecto
Titoyaya
Sagunt
a Escena, 5 de juliol de 2014
(estrena)
Foto: Itxasái Mediavilla |
Los
cuerpos que mutan lo hacen en otro de idéntico, sin ser ellos. Así
logran una libertad desde la cual poder ser vistos, aunque nunca se
muestren tal y como son. Se convierten en la alteridad y en esa
posición exigen nuevos cambios en los demás. Son la página reversa
de nosotros mismos. Lo esencial no es cómo ha cambiado el otro. Lo
fundamental consiste en cómo eso nos afecta.
La
madre, los hermanos, los sirvientes. Todos dibujan el cuadro de esa
sociedad bienestante negada de capacidad de cambio. La efectista
escenografía es de Luis Crespo Portero, con una puerta transparente
que separa esos dos mundos. Símbolo y límite a su vez. A este lado,
el grupo vive ahogado por las consecuencias de lo que sucede más
allá de esa frontera. Hay una cohesión en el trabajo coreográfico
que permite múltiples combinaciones entre los bailarines: Xavi
Martín y Loretta D'Antuono (los hermanos) con la extrañeza de quien
no sabe qué posición tomar y las delicadeza del gesto determinante;
Verónica García Moscadó, dando lecciones de madre y bailarina
fuerte y de amplio espectro; Itxasai Mediavilla y Paula Serrano
Llorca (los sirvientes), gozando las escasas pero impecables
ocasiones de lucimiento. Es un concierto de personajes a la deriva,
magníficamente bailado, en el supuesto mundo de lo normal. La música
enfatiza con gran acierto el clima general.
Y
allí, en la habitación, abandonado a su suerte, irradiando su
destino en el resto de la familia, está el bailarín Jure Gostinčar:
interpreta una presencia enigmática, oscura, arrebatada de sinrazón,
extraña de sí misma, desplazándose sin parar, retorciéndose,
alejado de convenciones, danzando como lo haría usted y yo si
fuésemos capaces de mutar por fin, desplegando belleza y preguntas a
cada gesto. La apariencia y el quehacer de este artista es la de un
solista que puede llegar a ensorceder una orquesta como este
maravilloso grupo del que hablábamos, al otro lado de la puerta.
Por
eso, quizás porque de lo que se trataba para el coreógrafo Gustavo
Ramírez Sansano era de poner en evidencia ese choque entre dos
mundos y fijar la vista no en “el otro” sino en “(nos)otro(s)”
provoca algunas escenas de contacto directo entre esos dos mundos.
Destacar una en la habitación: con la madre y la hija. Y otra en el
comedor: entre los hermanos y el personaje. Esos dos momentos dan fe
de cómo lo que sucede en nuestro entorno, nos cambia
irremediablemente y explican mejor que nada el discurso de la obra:
la alteridad reside en nuestro interior y su frase coreográfica es
la más profunda e incomprensible de las soledades.
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Unos días más tarde de publicarse esta crítica, la compañía me hizo un regalo: incorporar en su teaser algunas de las frases con las que había intentado explicar la maravillosa impresión que me causó el espectáculo:
La Metamorfosis- Teaser Estreno Sagunt a Escena from proyecto titoyaya on Vimeo.
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Unos días más tarde de publicarse esta crítica, la compañía me hizo un regalo: incorporar en su teaser algunas de las frases con las que había intentado explicar la maravillosa impresión que me causó el espectáculo:
La Metamorfosis- Teaser Estreno Sagunt a Escena from proyecto titoyaya on Vimeo.
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