dissabte, 5 de maig del 2012

Can we talk about this?


DV8 Physical Theatre
Concepció i direcció: Lloyd Newson

Mercat de les Flors, 04/V/2012

© Matt_Nettheim

¿Estaremos aún a tiempo?

No se trata de pensamiento débil, sino inútil. Ese es el problema básico de nuestros tiempos. Allí donde decíamos que estábamos constituyendo una sociedad líquida, en la que los fundamentos morales y de ciudadanía iban diluyéndose; deberíamos haber explicado que de existir una pretendida capacidad de pensamiento crítico, simple y llanamente era una pérdida de tiempo.

Pongamos por ejemplo el Imán de Terrassa que estos días, coincidiendo casualmente con la visita de DV8 Physical Theatre a Barcelona, defiende su inocencia del delito de incitación a la violencia contra las mujeres. ¿Recordáis? Pegarlas sin que se note... Pues bien, argumenta que sus palabras fueron mal interpretadas, que eran referidas a lo sagrado. Allí donde lo humano simplemente no contiene comprensión ni autoridad. Una defensa brillante, hay que decirlo todo, porque si son capaces de situar la cuestión en aquel ámbito ¿dónde podrá intervenir el Estado, que es por definición el orden de la cosa humana? ¿Os imagináis un juez mediando en la penitencia religiosa impuesta por un sacerdote después de la confesión de un ladrón convicto, porque éste presentase una demanda al considerar excesivas las oraciones impuestas? ¿O que, confesado en sacristía, el juez valorase que la penitencia de la fe puede substituir la justicia del hombre?

Y así hasta la saciedad: desde la fatua de los versos satánicos de Salman Rushdie, el asesinato de Theo Van Gogh, o las decenas de matrimonios forzados que la policía intenta impedir cada año en nuestro país. ¿Qué diálogo se puede intentar con ese obispo, por poner ejemplos diversos, que aún afirma que la homosexualidad es una enfermedad “curable” y que lo hace con las espaldas cubiertas de dinero público a través del arcaico y vergonzante Concordato con la Iglesia católica?

© Oliver Marzi
Can we talk about this? nos exhorta la compañía... Este espectáculo es avasallador: una exhaustiva investigación de las consecuencias del relativismo cultural; del todo es legítimo y válido; de lo políticamente correcto y las miserias del miedo; de la ausencia de pensamiento crítico en el que nos hemos metido las sociedades opulentas. Minorías radicales amparadas en tradiciones religiosas que están poniendo en juego los valores de las democracias, a base de dinamitar desde su propia tolerancia la capacidad de limitación de los derechos humanos.

¡Pero que nadie se confunda! Can we talk about this? habla de nuestra incapacidad. Para nada es sólo una crítica a los fanatismos religiosos. Sino un grito a los silencios cómplices con los que aguardamos, embruteciendo nuestras mentes con subproductos culturales vomitados por los grandes medios de comunicación, a que un nuevo líder gregario salve nuestra pobreza intelectual del pensamiento masivo de la nada. Es una crítica hecha desde nuestras entrañas (UK, o el paradigma de lo multicultural); elaborado desde la displicencia con nosotros mismos (la incapacidad de los gobernantes para salvaguardar nuestros valores) y lanzado como un bumerán sobre la conciencia del espectador (el silencio cómplice.)

Y encima con un instrumento que de tan efectivo, duele en su acento: bailarines sostenidos en la palabra, discurseando datos infalibles, relatando con nombres y apellidos las consecuencias de nuestra ceguera colectiva, expresando con deliberada concreción quién y cómo son los culpables de esta tolerancia con lo intolerante; ejecutando en sus cuerpos, incansables y lábiles, caricaturistas figuras imposibles, que producen desasosiego en el espectador, dispuesto incluso a unas risas fáciles del nerviosismo que generan, mientras describen en el impulso del movimiento enérgico, rápido, casi convulsivo, el miedo que deberíamos sentir todos cuando nuestros noticiarios no paran de anunciar cada día el regreso de la barbarie.

© Fiona Cullen
A favor de la propuesta escénica, la ausencia absoluta de emotividad gratuita, la opción por no conmover las conciencias más que a partir de datos objetivos, imágenes, filmaciones, encuestas e informaciones contrastadas. Y el compromiso por no traducir en gesto todo ello, sino más bien por convertir el movimiento en motor de transformación ideológica que nos libere del miedo a defender la libertad de expresión, representada en su máxima como el derecho a poder cuestionar las cosas, sin que corra peligro nuestra vida.

En contra de la propuesta, un discurso que de tan acelerado, se hace exigencia en el público, pues de tan pendiente como debe estar hasta de los detalles más ínfimos de unos extraordinarios actores bailarines, hace casi imposible gozar completamente de sus gestos, sus palabras, el escenario funcional y la música, y acaba teniendo la sensación de haber sido testigo de un inabarcable. Desde este punto de vista, el espectáculo resulta abrumador.

En suma, una obra maestra del relato y las consecuencias del pensamiento inútil en el que estamos instalados, que quedará en la memoria, y con el que un día haremos historia de lo que el arte contemporáneo del siglo XXI puso sobre el escenario, mucho antes de que nuestra sociedad civil fuera capaz ni siquiera de adivinar.

¿Estaremos aún a tiempo?



2 comentaris:

  1. Gracias Jordi. Abrumador....así es Newson, ¿verdad? Con muchas ganas de ver este trabajo a finales de mes por Madrid. Comentaremos, ¿vale? por aquí o por allí.
    Besos

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  2. He visto que le dedicáis un especial en SusyQ!! A ver si me da tiempo hoy de ir a compararla, ¿habrá llegado a BCN?
    Cuéntame qué te parece cuando veas el espectáculo!!! Qué bestias que son!!! Y qué buenos!!!!
    :)

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