Teatre Municipal de Girona, 9 de abril de 2011
Cia. de Danza CobosMika y El Quartet Gerió
Bailarines: Iker Arrue, Laura Vilar, Melodie Cecchini
Bailarines: Iker Arrue, Laura Vilar, Melodie Cecchini
En general suele ser más efectivo un susurro que las grandes proclamas. El tango quizás resultó de la suma de todos esos pianísimos discursos, dichos en el anonimato de a dos. La música supo cómo interpretar esas conmociones del alma, y Piazzolla –con sus sombras también- derivarla en estallido emocional. ¡Qué envidia cuando se contempla desde el silencio! Pero que exagerado a los sentidos… El Quartet Gerió leyó ese espíritu a la perfección: y resultó un concierto de intensidades, perfección técnica y gran –exagerado- volumen (qué manía, por cierto: el mal de los teatros en los últimos tiempos) Aunque es posible que esa pasión desbordada, en el estreno, hiciera flaco favor a lo sutil. Se hubiera necesitado algo más de calma tensa. A mitad del espectáculo, por ejemplo. Un sosiego que hubiera permitido disfrutar todavía más de la impecable ejecución que ofreció el grupo (sexteto, para la ocasión).
Del tango, en el imaginario colectivo, hay imágenes suficientes como para bailar hasta la eternidad. La apuesta de Olga Cobos y Peter Mika - CobosmiKa es de gran acierto, porque sin traicionar a ese espíritu genial de las pasiones desbordadas, propone una coreografía más en la línea de la contemporaneidad de Piazzolla que en lo tradicional de su base armónica. Aunque las deserciones tengan –claro está- sus limitaciones y en ocasiones se impida una visión de conjunto. Como espectáculo de danza se pierde algo su significado; y como concierto resulta poco centrado. Aunque visto desde su generalidad, resulta de una belleza apabullante.
Capítulo aparte merecen sus bailarines: desbordantes de compromiso, intérpretes seguros, tenaces en su labor, ofrecen cuadros de una hermosura única, en todas sus facetas: a dúo, los tres, en solos de gran intensidad. Un catálogo ampliado de gestualidad respecto a propuestas anteriores (algunas otras, en cambio, ya conocidas) en momentos de gran complicidad y trabajo en equipo. Aún incluso cuando pequeños, casi imperceptibles desajustes, acompañaron algunos de los momentos más difíciles de ejecución en los dúos.
Con este material, era de esperar (y agradecer) la entrega absoluta con la que el publico de Girona celebró la presentación del espectáculo en sociedad. Y es de exigir su rápida y urgente programación por todos los rincones del país.
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