dilluns, 18 d’abril del 2011

Musicolèpsia (Rapsòdia per a set putes)

Cia. Lanònima Imperial
Teatre Nacional de Catalunya, 17 de abril de 2011

© Juan Carlos García

Vaya usted a saber el por qué a las mentes bien pensantes de este pequeño país les dio por cargar contra la obra de teatro Gang bang (también presentada en el TNC y casi coincidente en el tiempo) y se olvidaron de Musicolèpsia (Rasposòdia per a set putes). Debe ser que aquí no hay figuritas fálicas sobre el escenario. Porque de otra manera no se entiende. ¡Vaya, sí! Lanònima Imperial no se está para juegos chicos y cargan con contundencia (y diversión) anticlerical. Lo que siempre es un placer para los oídos. Aunque, confesémoslo, aburre hasta la saciedad ese discurso que debe tener tanto interés para un público joven como un “revival” por la historia (católica, apostólica y romana) de nuestro pasado más reciente. Quizás hace 15 años ¿verdad? Pero a estas alturas: ¿a quién quieren provocar con semejante propuesta?

El formato cabaret aporta lo que puede a este festival: interesante el juego entre la danza contemporánea (que se repite sin aportar elementos nuevos) y los juegos que hace la especialista en aéreos, Eva Szwarcer. Combinan bien.  Aunque me disculpen: la pantallita proyectando imágenes incomprensibles y siempre presentes, no logro entender todavía con qué finalidad se instaló.

Lo mejor, el actor Jaime Lema: versátil, gran rapsoda, amenizadísimo en su papel de maestro de ceremonias. Interesante también el malabarista y bailarín Emiliano Alessi, que logra eclipsar sobradamente una compañía falta de nuevas ideas. Y destacadísima la intervención de la acordeonista Edurne Arizu y el trombonista Frédéric Filiatre.

Por lo demás… bueno esos torsos masculinos puestos ahí para distraer al personal. Que estamos ante las puertas del infierno ¿no?
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Altres obres de la companyia comentades en aquest blog:

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Embriaguez visual

Carmen del Val (EL País)
11/04/2011

Infatigable y tenaz el coreógrafo Juan Carlos García estrenó la noche del jueves un provocador e irreverente espectáculo -siguiendo las tendencias actuales-, titulado Musicolèpsia. Rapsòdia per a Set Putes. A diferencia de sus dos trabajos anteriores, De los efectos (2008) y El cas Kuleshov, este es un acierto en su dilatada trayectoria como creador. García, consciente de que las musas de la inspiración le habían abandonado en los últimos tiempos, no ha dejado de crear afanosamente hasta que ha logrado acortar distancias con las deidades.

En este espectáculo el autor, con el asesoramiento dramatúrgico de José Sanchís Sinisterra, se adentra en el fascinante mundo del cabaré y sale airoso de la incursión. Cinismo, lujuria, humor, locura y circo se combinan en bellas imágenes visuales que embriagan al espectador desde el principio. Las prolíficas frases coreográficas se trenzan en un trabajo coral brillante, al que hay que añadir el hechizo de las actuaciones circenses.

Todo este caudal visual -sumado al caudal intelectual al que nos tiene acostumbrados el autor-, en este caso con numerosas referencias al clero, arrolla al espectador. Se pasa de anécdotas protagonizadas por diversos Papas de la historia de la Iglesia, a las putas de todos los tiempos, y a un sinfín de interpretaciones sobre el cielo y el infierno. El espectador se siente subido en una montaña rusa de sensaciones. Mantener este ritmo vertiginoso no siempre es posible, hay algún descenso en picado, que el pulso de Juan Carlos vuelve a retomar, no sin dificultad.

Lo mejor de Musicolèpsia. Rapsòdia per a Set Putes son sus protagonistas. El maestro de ceremonias de esta locura es el actor y bailarín Jaime Lema, de la compañía de teatro peruana Komilfó Teatro, es el Joel Grey (Cabaret) de este montaje. Sensualidad y expresividad cincelan a este convincente actor. Eva Szwarcer es la hipnótica acróbata, sus intervenciones impregnan de magia a la pieza. Mención especial merecen las bailarinas Elia López, Lorena Nogal e Inma Asensio, por su entrega y magnífica interpretación.

Embelesa verlas a las tres juntas mientras la Szwarcer se desliza por una tela desde las alturas. El bailarín Marco Purcaro y el malabarista Emiliano Alessi realizan su cometido con rigor. Otro factor decisivo es la música que interpreta su autor en directo el trombonista Frédéric Filiatre acompañado de la acordeonista Edurne Arizu.

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