Mónica Valenciano, Raquel Sánchez, Tania Arias Winogradow
Sala Hiroshima, 13 d'octubre de 2017
Danza del absurdo
Tres bailarinas, una sala de ensayos, unas anotaciones y las variaciones sobre un tema. Entra el público, se acomoda, queda interpelado y empieza la función. O mejor dicho: da comienzo el viaje. Al fin y al cabo eso es lo más cercano a la experiencia estética en danza contemporánea: ellas se mueven envueltas de conceptos, mientras la mirada del otro lado se llena de preguntas. Y así hasta en tres ocasiones, marcadas por una música orquestal de fondo, como si fuera una banda sonora de película y que se controla a un extremo del escenario. Un encuentro performático, singular, una suerte de fortuna que es posible gracias a la sólida y dilatada trayectoria de la canaria Mónica Valenciano. Con ella, Raquel Sánchez y Tania Arias desgranan de igual a igual el milagro de la creación. A saber: cómo de la nada aparece lo único. Algo que solo se encuentra al alcance de unas pocas: sólidas intérpretes y aventajadas bailarinas, jugando con lo absurdo como si de una oportunidad se tratara, cual lluvia de ideas. Su acierto consiste en dar acento a cada palabra, frase y estado de ánimo variable. Es encomiable. De esa manera señalan con movimiento, gesto, desplazamientos y cadencia corporal todo un enjambre de sutilezas, cuestión que por sí sola merecería un comentario a parte. Pero si duda lo más entusiasta de esta propuesta que se presenta en première en la Sala Hiroshima de Barcelona y que cuenta con el apoyo de las Naves Matadero de Madrid, es la capacidad de interrogación a la que invitan. No solamente con las sintaxis que van declamando, casi asociaciones libres al más puro estilo psicoanalítico; tampoco por la coreografía armada a tres, en una especie de superestructura de castillos en la arena; ni por la concreta composición musical y las delicadas intervenciones escenográficas, nube tóxica que envuelve la totalidad; sino porque ese conjunto de dardos encarnados en la sensibilidad del espectador a través de la intervención de estas magníficas artistas, llevan mucho más allá de lo que la apariencia podría hacernos suponer. Esto es: a lo rematadamente absurdo de nuestra condición.
Sala Hiroshima, 13 d'octubre de 2017 |
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