dilluns, 28 de setembre del 2015

Da Capo

Otra Danza
Coreografía: Asun Noales y Gustavo Ramírez Sansano
Centre Cultural Terrassa, 26 de septiembre del 2015



(Re)inicio

Hay una estética acusada, en el sentido fuerte de la palabra, de búsqueda de la belleza en este trabajo conjunto de Asun Noales y Gustavo Ramírez Sansano. Las suyas son carreras consolidadas, quizás menos conocidas como se debería entre nosotros, y diez años después de una primera colaboración entre ellos han gestado este retablo delicado. Como sugiere su título musical: volver de nuevo a tocar desde el inicio de la composición, como respuesta a los años pasados, conjurando el tiempo, siempre dispuestos a la repetición a la que obliga este arte. Nunca un inicio, está claro: es más bien un volver a empezar, a sabiendas de lo mucho que se ha aprendido en todo este camino.

Planteado como un collage, una sucesión de momentos, imágenes y recuerdos, permanece oculto su significado para el espectador. De hecho da igual: sabemos que dentro de cada fragmento de la coreografía se ha dispuesto una lógica invisible, de la que sólo su proyección en forma de gesto y movimiento implosivo de los bailarines nos llegará. Es un dejar arrastrar desde el escenario un polvo impregnado en el vestuario que se sacuden, bien como acto de arrogancia, como constancia del tiempo, o como esperanza frente a lo nuevo que ha de venir.

Cuenta la historia con la fortuna de un grupo de baile absorto en la cadencia de la pieza, repleto de juegos a dos, con los que hacen acontecer la imagen como sustancia: ahí está la magia de este espectáculo. En lo próximo. En lo cercano a lo espiritual. En el trabajo a ras de suelo, de pequeñas delicadezas bailadas, que la compañía Otra Danza defiende con holgura y al que los compañeros de la beca del proyecto GoDD dan cobertura como si se tratara de un único y cohesionado equipo. Sólo en algunos momentos se pierde esa tensión general, dispersándose un poco el ritmo general.

Y en el centro de “Da Capo”, más allá de esa construcción emocional que los coreógrafos han ideado, hay esa expresividad con la que bailan, esa comunicación a todo cuerpo, esas mil historias con las que se expresa lo verdadero -pero invisible a los ojos- y que conecta directamente con un antiguo, a veces denostado, pero no por ello menos real concepto de lo bello.
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P.D. Una vez publicada esta critica, me apuntan que en esta ocasión no hubo participación de los bailarines becados, como decía el programa de mano, sino que todos forman parte de la compañía. En todo caso, ya no tan jóvenes promesas, bailan estupendamente junto a los más veteranos.

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