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dimarts, 11 de juny del 2019

Puto

Ezequiel Barrios
La Badabadoc, 8 de juny de 2019



Discriminación en primera persona

Explica Ezequiel Barrios, al final de la representación, la ilusión que le hace estar estos días en Barcelona, ciudad a la que acudió durante un tiempo para vivir con libertad su orientación sexual. Conviene no idealizar nada, si tenemos en cuenta el repunte de actos de violencia contra el colectivo LGTBIQ+ que estamos experimentando últimamente. Aunque, por supuesto, no es nada comparado con la situación del campo de concentración en Chechenia que denuncia. Esta es la esencia de la pieza de teatro físico, danza y monólogo que dentro del ciclo argentino ofrece La Badabadoc: un espacio cuidado al máximo, elegante y moderno del barrio de Gràcia. Pero también esa auto-referencia se convierte en la principal limitación de una obra que empieza con algo tan impactante como su propio nombre: Puto.

Rebotar en el armario es la imagen ilustrativa que escoge para explicar muy bien de qué trata: esa discriminación histórica, excluyente y dolorosa a la que la diversitat sexual se ha visto sometida. Aquí y en el mundo entero. Matizada en intensidades, con su lucha permanente por la visibilización y su trayecto siempre circular: ahora se ganan derechos, como mañana unos energúmenos deciden apalizar una pareja cuyo delito es estar charlando en un parque. Puto lo explica desde la interioridad: en un espacio pequeño y limitado para la expresión, en el cual el travestismo, la música y la desesperación silenciosa sirven de evasión ante la insoportable presión del entorno social.

Lo más destacado de Puto es el gesto intenso de su intérprete: salta, baila y se mueve con una furia justificada, incuestionable. Tiene derecho a ello por el tiempo robado en la apariencia de lo “normal”. Y así se expresa: enérgico, tenso y con paso firme para reivindicar su lucha. No se tratará aquí de ver el intérprete con la técnica más depurada en el movimiento; como la re-apropiación que se hace de esa capacidad para explicar con el cuerpo, como solo lo físico sabe hacerlo, toda la ignominia soportada.

Genera identificación, aunque las circunstancias de cada uno sean diferentes y hasta el contexto cultural. Ha paseado Puto por todas las provincias argentinas y por otros países latinoamericanos. Ahora ha llegado a Europa y debería ir viajando hacia el centro y norte del continente, que debemos limpiar de perjuicios sobrevenidos esa horda de excluyentes que crecen aquí y allá. Hasta debería ampliar su investigación: pasar del teatro político (en primera persona) al teatro verbatim (voces colectivas), porque la realidad supera siempre la propia ficción.

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